Qué poquito queda para el regreso a la patria (momentáneo) y el cambio de todo, el comienzo de lo que queda.
Mando besos a diestro y siniestro y escribo emails con detalles de mi llegada ante las insistentes preguntas de ¿pero no estás ya aquí? ¿pero cuándo llegas? ¿pero a la facultad cuándo? ¿cuándo piensas bajar (de Despeñaperros, se entiende)?.
Me quedan 3 ó 4 días de locura continua, mil compras que hacer: encargos, detalles del trabajo, maletas, envíos, visitas, saludos...no sé de dónde voy a sacar el tiempo pero tengo muchas ganas de los últimos detalles, porque me hacen ilusión. En el fondo no es un regreso completo porque toco casa y salgo a París que me vuelvo loca de la alegría solo de pensarlo. La nochecita que me voy a tener que pasar en el aeropuerto pues mira...se hará como se pueda, y esta vez si mi Alhambra, porque hacer la güija sola no tiene gracia. Los aeropuerto me ponen bastante de los nervios, especialmente de noche porque me deprimen bastante y me da mucha pena. Peeeero bueno más me vale hacerme el cuerpo porque salgo de noche del JFK y me voy a pasar toda la noche del 15 al 16 en barajas...yujuuuuu fiestaaaa.
Al menos pienso dormir como una auténtica lirona con el cargamento de "pastis" que pienso llevarme de estraperlo de aquí. Por Dios, en España como mucho compras valeriana, aquí sin receta te venden un calmante muscular al lado del shampoo que te deja inconsciente en -7.
Recuerdo aún una noche en la Latina que me dolía hasta las pestañas, y con la lluvia a las mil me fui a dos farmacias de guardia. La de Bailén no me abría, y la de la plaza me dijo q si estaba flipando comprar un Myolastán sin receta, que valeriana y a volar.
Recuerdo también al girarme con mi estúpida caja de valeriana, de exámenes y con la lluvia encima, pensar que iba a echar de menos Madrid y La Latina... iba a echar de menos lo que ya es mi casa.
Cuando el último día en Brooklyn volví a recoger la ropa de la secadora en la otra acera, la sensación fue la misma. Este parloteo constante de cotorras empericadas, el vaivén del metro, los sandwiches with mayo de estibilidad dudosa, las prisas, la humedad, la risa distinta, el vacío de the crowd...voy a echar de menos esta casa. Yo nunca seré de aquí, ni lo sería aunque me quedara toda la vida, pero me lo llevo, y siempre va a ser mío.
Aun así creo que yo esas cosas de “jo como lo exo de menos, jo la gente, jo mi super vida de peliculita y nosequé”...no creo que me venga todo eso, después de años en Madrid he aprendido que esos días de depresión de ay que bonito era todo, como apesta esto solo subrayan más y más la estupidez del que lo piensa. Si te gustó pues bien, si no pues se ha acabado. Espabila con lo que viene.
Estoy en resumen contenta con lo aprendido, las felicitaciones no han sido pocas, y aunque queda la prueba más dura (el dueño de la galería) parece que mi trabajo ha sorprendido y gustado y la gente está contenta conmigo, y a eso vine.
Lo único que no he conseguido es definirme sobre lo que voy a hacer en el futuro, creí que esto me iba a encaminar mucho más, y como ya he dicho en otras ocasiones, no ha hecho más que iluminar más puertas...
El viernes diré adiós sin melancolía, con algo de tristeza y con muchas ganas de ver si he crecido con esto, y de eso solo me daré cuenta al volver a España. Y como yo no lo voy a saber, seréis vosotros los que me digáis qué ha pasado conmigo en estos 3 últimos meses.
Mientras...mucha suerte.
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