Al final el domingo pasó y estoy de nuevo en casa.
Es la primera vez que regreso a Barcelona como "casa" y resulta extraño, ha dado todo una vuelta enorme en estos 3 días y comienzo a ver más y más lejos, tanto que casi se oye eco.
Total, que nos fuimos Ana, Violet, Marion y yo a dar una vuelta por la ciudad...y vaya vuelta, y vaya fotos. Un día genial, cantamos, e incluso acabamos bailando en la Concorde las dos en mitad del cruce.
Volvimos a casa casi muertas pero nos quedó tiempo para repetir una foto de hace ya...8 años.
Le he dejado a Ana mi antiguo DNI, porque creo que nadie lo va a disfrutar como ella.
A las 5.10 de la mañana estaba en el metro con mi maleta y mi cabeza aún sobre la almohada, entro y fue como entrar en el aliento de alguien que acababa de vomitar la borrachera.
Me senté frente a la fuente de todos los olores. Un hombre mayor, bastande gordo, bretón, con los ojos inyectados en sangre y una capa de agua que los cubría. Iba en sandalias con las uñas larguísimas y con una lata de cerveza que sujetaba su mano tatuada con una forma de punta de flecha.
La gente notaba el olor, yo me subí la bufanda hasta la nariz y seguí sentada, para cuando estábamos por la Gare de l'Est, se apelotonaba la gente a los lados del vagón y solo otro hombre y yo seguíamos frente al hombre que miraba con una mezcla de pena e indiferencia. Casi al llegar a Palais Royal me fui hacia la puerta, dándole la espalda y las gracias a todos los santos por poder alejarme con alguna justificación. Crucé la mirada con dos chicos que también llevaban maleta, y me dio la risa, una risa sorda e intensa que se han repetido mucho últimamente, y les miré y se reían y reían. Bajaron corriendo y se cambiaron de vagón y a mi se me fue la risa. Noté que tanto había hundido la nariz en la bufanda que ahora casi estaba intoxicada por la mezcla del olor a crema del cuerpo y perfume. Y ya no sabía qué era peor.
Los malos olores me acompañaron casi hasta Girona. Y es que ha sido un viaje eterno pero genuino. Por las pequeñas y las grandes cosas, y porque volvamos a encontrarnos y las clases del instituto nunca estén cerradas para poder reirnos agusto de nuevo.
Ahora estoy aquí, y en Barcelona no hace nada de frío, pero eso...no me gusta. Me want cookie, pero me han traído un Panetone de italia y me parece que por hoy podré aguantar.
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