Dije que escribiría esta semana, y me toca.
Fui la semana pasada a CICUS (que pilla a 5 minutos de mi casa) a ver y escuchar a Peter Greenaway.
El tipo comenzó a hablarnos sobre su idea de lo que debe ser el cine y sus nuevos proyectos personales más bien artísticos, o visuales que luego resultan ser la conclusión de lo que debe de ser el cine hoy en día.
Diré que el hombre como comunicador me encanta, es muy showman y se explica bien, pero cuando ví el resultado del trabajo me pareció bastante malo y muy incoherente. Aunque me habría parecido curioso ver lo que hizo en el Palazzo en Turín.
Tras la conferencia en la que los presentes nos mirábamos divertidos por un lado por la traductora y sorprendidos por el otro por los argumentos de Greenaway, se proyectaba su trabajo audiovisual "las bodas de Canaan" en el patio interior de CICUS, como si fuera un clásico cine de Verano, aunque por lo que pudimos entender no era el formato en el que se debía ver eso (porque según Greenaway esa situación de sala oscura y todos sentados frente a una pantalla horizontal es anti natural). Un amigo de una compañera con la que me encontré allí decía que "probablemente se optó por la forma clásica porque no había presupuesto para el montaje que requería"... entonces no haberlo hecho, porque pierde todo el concepto.
Pero vale, me siento y comienzo a verlo, descomposición de la imagen y Oh sorpresa. El cuadro de las bodas de Canaan. Y 15 minutos de análisis de la obra. Pero análisis de TODA la vida, con los circulitos rojos señalando los personajes y las líneas rojas señalando la composión y el ritmo del cuadro. Una clase de Historia del Arte de toda la vida. Y luego comienzan los imaginativos diálogos entre los personajes que viene siendo la historia que se quiere contar, el guión, la trama.
Mortal. No tengo palabras para decir lo malo que me pareció.
Muy innecesario (tan innecesario como el reciente artículo que hubo en El País caracterizando actores españoles del momento como si fueran clásicos de la pintura. Como diría Elena: "Vale, y qué?").
Es una pena porque este hombre como director es otra cosa, pero quizás las ansias de ser artista han sido más grandes que su capacidad de discurso. No quiero quitarle mérito a sus cualidades y calidades en otro trabajo, solo digo que de ahí salimos la inmensa mayoría con cara de...qué es esto?!
Pero bueno, sus películas sí, y la oportunidad de verlo hablar en Sevilla también. Así que cero pérdidas, solo ganancias.
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