Si digo que no paro quieta es poco.
Con los exámenes, las nuevas incorporaciones y el corto de Eleno, siento que la sangre no me corre por el cuerpo, pero me lo estoy pasando bien y tengo digamos…buenas expectativas.
Ayer, desde las 7 menos cuarto de la mañana en planta para estar en Moncloa a las 8.15 con todo lo que cargaba más mi cuerpo moribundo que llevaba varios dias sufriendo el síndrome de “Simón dice” que es como se llama el corto.
Llego, me pongo a hacer café a mansalva y va apareciendo el equipo, arreglos, subidas y bajadas de escalera y aguja e hilo sin parar. Los ojos se me cerraban llegadas las 5 de la tarde, y la buhardilla donde rodában era un baño turco entre las luces, la estrechez y la cantidad de gente que nos agolpábamos.
Al final del día sentía que tenía sobre mi cuerpo el sudor de todo el que estaba allí.
Pero fue genial. Muchas risas, muchas bromas tontas, muchas caras de desesperación pero muchos ánimos de todos. Quedan más días y más prisas, pero va a quedar un pedazo de corto pro impresionante.
A la vuelta, arrastrando mi ser hasta casa, la noche se ponía chunga, rayos y rayos y cuando al fin me meto en la cama la habitación se iluminaba más que con la bombilla, las bolas de hielo-cemento se estrellaban contra el cristal y mis dos compañeras de piso y yo nos encontramos en el pasillo con cara de “tengo miedo, menos mal que tu también”. Jacobo en cambio, gallego como es, ni se asomó al pasillo. Para él todo son 4 gotas. Que soso es, jajaja.
Tengo por delante más días de estudio, más días de corto, algo de ocio y como nota importante…una buena noticia que revelaré tan pronto como sepa el resultado. A ver si no nos sale rana.
Mientras, ánimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario