Por muchas muchas cosas que tenga en la cabeza, es verano, está claro. Ha llegado, es playa, olor a crema, mucha sandía, mango, sudar, beber y cine al aire libre, noches de ventilador, libros de autores rusos, doctor en alaska, ópera y cerveza.
Cada verano lo mismo, cada verano más.
Buena parte del anterior la pasé trabajando, este tiene toda la pinta de ser igual, pero las noches y algunas horas serán mías y esta vez sí que me merezco cosas ricas.
CICUS fue una excelente solución para las noches de verano, y tiene pinta de volverlo a ser este año. Muchas noches de calor, cuando por fin corría aire (incluso algún día tuve que usar el pañuelo blanco grande que llevo a la playa para taparme), caminar hacia el barrio de Santa Cruz, parar en la casa que está llena de yedra y de la que salen dos columnas, caminar por las calles frías y llegar a CICUS al cine de verano. Este año no pinta mal, y yo me estreno el miércoles con este plan:
21:30 Jazzul mezcla el Jazz vocal, funk acústico y la bossa nova en sus composiciones originales de autor, a la vez que incorpora también estándares de blues y jazz, integrando así su concepto de fusión de las culturas mediterráneas, tanto en catalán como en castellano, a la vez que las desarrolla hacia el estilo contemporáneo de la influencia Anglosajona.
22:30 PROYECCIÓN AL FINAL DE LA ESCAPADA (Jean-Luc Godard, 1960, Francia, 89 min., VOSE)
Michel Poiccard es un ex-figurante de cine admirador de Bogart. Tras robar un coche en Marsella para ir a París, mata fortuitamente a un motorista de la policía. Sin remordimiento alguno por lo que acaba de hacer, prosigue el viaje. En París, tras robar dinero a una amiga, busca a Patricia, una joven burguesa americana, que aspira a ser escritora y vende el New York Herald Tribune por los Campos Elíseos; sueña también con matricularse en la Sorbona y escribir algún día en ese periódico. En Europa cree haber hallado la libertad que no conoció en América. Lo que Michel ignora es que la policía lo está buscando por la muerte del motorista.
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17 jun 2013
23 abr 2012
Peter Greenaway en CICUS
Dije que escribiría esta semana, y me toca.
Fui la semana pasada a CICUS (que pilla a 5 minutos de mi casa) a ver y escuchar a Peter Greenaway.
El tipo comenzó a hablarnos sobre su idea de lo que debe ser el cine y sus nuevos proyectos personales más bien artísticos, o visuales que luego resultan ser la conclusión de lo que debe de ser el cine hoy en día.
Diré que el hombre como comunicador me encanta, es muy showman y se explica bien, pero cuando ví el resultado del trabajo me pareció bastante malo y muy incoherente. Aunque me habría parecido curioso ver lo que hizo en el Palazzo en Turín.
Tras la conferencia en la que los presentes nos mirábamos divertidos por un lado por la traductora y sorprendidos por el otro por los argumentos de Greenaway, se proyectaba su trabajo audiovisual "las bodas de Canaan" en el patio interior de CICUS, como si fuera un clásico cine de Verano, aunque por lo que pudimos entender no era el formato en el que se debía ver eso (porque según Greenaway esa situación de sala oscura y todos sentados frente a una pantalla horizontal es anti natural). Un amigo de una compañera con la que me encontré allí decía que "probablemente se optó por la forma clásica porque no había presupuesto para el montaje que requería"... entonces no haberlo hecho, porque pierde todo el concepto.
Pero vale, me siento y comienzo a verlo, descomposición de la imagen y Oh sorpresa. El cuadro de las bodas de Canaan. Y 15 minutos de análisis de la obra. Pero análisis de TODA la vida, con los circulitos rojos señalando los personajes y las líneas rojas señalando la composión y el ritmo del cuadro. Una clase de Historia del Arte de toda la vida. Y luego comienzan los imaginativos diálogos entre los personajes que viene siendo la historia que se quiere contar, el guión, la trama.
Mortal. No tengo palabras para decir lo malo que me pareció.
Muy innecesario (tan innecesario como el reciente artículo que hubo en El País caracterizando actores españoles del momento como si fueran clásicos de la pintura. Como diría Elena: "Vale, y qué?").
Es una pena porque este hombre como director es otra cosa, pero quizás las ansias de ser artista han sido más grandes que su capacidad de discurso. No quiero quitarle mérito a sus cualidades y calidades en otro trabajo, solo digo que de ahí salimos la inmensa mayoría con cara de...qué es esto?!
Pero bueno, sus películas sí, y la oportunidad de verlo hablar en Sevilla también. Así que cero pérdidas, solo ganancias.
Fui la semana pasada a CICUS (que pilla a 5 minutos de mi casa) a ver y escuchar a Peter Greenaway.
El tipo comenzó a hablarnos sobre su idea de lo que debe ser el cine y sus nuevos proyectos personales más bien artísticos, o visuales que luego resultan ser la conclusión de lo que debe de ser el cine hoy en día.
Diré que el hombre como comunicador me encanta, es muy showman y se explica bien, pero cuando ví el resultado del trabajo me pareció bastante malo y muy incoherente. Aunque me habría parecido curioso ver lo que hizo en el Palazzo en Turín.
Tras la conferencia en la que los presentes nos mirábamos divertidos por un lado por la traductora y sorprendidos por el otro por los argumentos de Greenaway, se proyectaba su trabajo audiovisual "las bodas de Canaan" en el patio interior de CICUS, como si fuera un clásico cine de Verano, aunque por lo que pudimos entender no era el formato en el que se debía ver eso (porque según Greenaway esa situación de sala oscura y todos sentados frente a una pantalla horizontal es anti natural). Un amigo de una compañera con la que me encontré allí decía que "probablemente se optó por la forma clásica porque no había presupuesto para el montaje que requería"... entonces no haberlo hecho, porque pierde todo el concepto.
Pero vale, me siento y comienzo a verlo, descomposición de la imagen y Oh sorpresa. El cuadro de las bodas de Canaan. Y 15 minutos de análisis de la obra. Pero análisis de TODA la vida, con los circulitos rojos señalando los personajes y las líneas rojas señalando la composión y el ritmo del cuadro. Una clase de Historia del Arte de toda la vida. Y luego comienzan los imaginativos diálogos entre los personajes que viene siendo la historia que se quiere contar, el guión, la trama.
Mortal. No tengo palabras para decir lo malo que me pareció.
Muy innecesario (tan innecesario como el reciente artículo que hubo en El País caracterizando actores españoles del momento como si fueran clásicos de la pintura. Como diría Elena: "Vale, y qué?").
Es una pena porque este hombre como director es otra cosa, pero quizás las ansias de ser artista han sido más grandes que su capacidad de discurso. No quiero quitarle mérito a sus cualidades y calidades en otro trabajo, solo digo que de ahí salimos la inmensa mayoría con cara de...qué es esto?!
Pero bueno, sus películas sí, y la oportunidad de verlo hablar en Sevilla también. Así que cero pérdidas, solo ganancias.
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