Ahora mientras comía he leído en internet este artículo y me he visto completamente reflejada en la reflexión.
Annabelle, por lo visto estuvo en el MoMA no hace mucho y quedó bastante decepcionada con lo que vió pero especialmente con lo que no vió: "ni un solo dinosaurio! y vosotros os llamaís museo!!"
Cuánta razón.
Y es que para mucho niños, ir al museo es ir a ver restos arqueológicos, o cuadros en sus marcos, pero no esas cosas que va uno a ver al MoMA, nadie en su sano juicio se va a tomar en serio una rueda de bicicleta sobre un taburete.
Obviamente como decían en el texto, Annabelle no cayó en la cuenta de que estaba yendo al Museum of Modern Art, y no al American
Museum of Natural History, que might seen the same, but it's not.
Aunque me parece graciosa la reflexión del texto para darle la vuelta a la más que convincente queja de esta joven usuaria, y proponer seriamente unas razones de por qué en el MoMA efectivamente debería de haber dinosaurios (ya que ellos mismos se definen en su página web como "una conversación entre el pasado y el presente"), me interesa más otro punto de la cuestión.
Hoy pude leer algunas de las palabras que pronunció Ana María Matute en su discurso al recibir el premio Cervantes. Y me quedé con esto:
"Sobre la famosa crueldad de los cuentos de hadas -...- me estremece pensar y saber que se mutilan bajo pretextos inanes de corrección política más o menos oportunos, y que unas manos depredadoras, imaginando tal vez que ser niño significa ser idiota, convierten verdaderas joyas literarias en relatos no solo mortalmente aburridos, sino, además, necios".
Y lo que me viene a la cabeza es: ni Annabelle tendría que haberse enterado mejor de a dónde iba, ni tiene porqué haber un dinosaurio en el MoMA (aunque sería bestial). Quizás lo que hay que hacer es dejar de tratar a los niños como idiotas, o no dejar de ser niños, y creerse de verdad que en un museo de arte se puede encontrar uno algo tan fantástico como un dinosaurio.
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