Anoche fui al Pecha Kucha de Sevilla con mi jefa.
La tarde empezó bien porque nos fuimos a los Avenida 5 a ver Café de Flore y la verdad es que bastante bien. De allí a Cicus, un sitio que me gusta bastante aquí en Sevilla y cuya programación en general merece bastante la pena.
Yo sé de buena tinta que las Pecha Kucha nights pueden dar mucho de sí, y que se presentan proyectos y gente interesante, me parece un formato bastante acertado la verdad (si no lo conocéis pasad por el link y echadle un ojo). Pero lo de anoche fue de tirarse de los pelos, al punto que la gente literalmente se estaba partiendo de la risa. Muchos nos mirábamos entre nosotros con cara de "pero y esto por qué?" y la pregunta del millón era si habían filtrado ALGO los proyectos que se presentaban.
En un momento crítico ya, decidimos irnos porque yo estaba entre la risa y el cabreo. Me enfada y me deprime pensar que eso es todo lo que los creativos de aquí tienen que ofrecer. Me niego.
Me fui a mi casa (que está a la vuelta de la esquina) pensando que quizás con un poco de suerte al final decían que era todo una broma, o que había un error, o que el par de proyectos que quedaban por ver salvarían la noche, o al menos que pedirían disculpas por el PÉSIMO SONIDO que hubo. Pero me da la sensación de que no es así.
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