10 nov 2009

llaves, cerraduras y radiadores.

A partir de las 12 de la noche uno tendría que dejar de pensar.
Porque la cabeza no te funciona igual y todo te parece una idea excelente. Es mi consejo, a menos que estéis concentrados en algo de antes, por favor, cruzad las manos y en la cama quietecitos.
Anoche todo lo que hice a partir de las 12 fue un gran desastre.
Me levanto de mi cama y me voy a la de Mariella a hablar un rato con ella porque desde que llegó por la tarde a penas pudimos contarnos, y cuando llevamos un rato le digo "oye que frío, habría que poner la calefacción" y como ella decide las cosas en el momento, a ello fuimos.
La nota previa de la historia, es que Mariella había perdido las llaves como a las 9 cuando sacó a pasear a Camilla (la perra).
Bien, pues encendemos la calefacción y yo voy sangrando los radiadores. ¿Y qué cojo para sangrarlos? pues lo de toda la vida, la llave de casa. La quito de la puerta (la habíamos pasado y dejado ahí por el rollo de que la otra estaba perdida y el miedo a que nos entraran...2 mujeres precabidas valen por...en este caso por 0 patatero). Al tercer radiador que sangro, me cargo la punta de la llave. Perfecto. Ahora la llave tampoco se puede meter en la cerradura, la puerta está cerrada, son las 1.15am y no podemos salir de casa.
La verdad es que nos entró la risa floja...vaya par de subnormales, al menos tenemos comida.
Ahora son casi las 10. Hemos llamado al casero para ver si viene alguien y nos abre la puerta. Yo ya al médico no llego y Mariella a clase de inglés tampoco.
Así están las cosas y no es ni medio día.
Me voy a leer un rato y a pegarme una mano a la otra por mi bien.

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