25 ago 2008

De divinas proporciones


El número áureo, la divina proporción... 1,618...e infinitos decimales.
No me voy a poner a explicar la historia de este número porque no soy autoridad, porque hay mil libros sobre él, y porque ahí tenéis wikipedia.
Pero sí que realmente llevo un par de días pensando en esa divina proporción que tras alguna búsqueda bibliográfica (en lugar de estudiar lo que realmente debería) me ha llevado a pensar que no hay casualidad posible en el orden natural. Y eso me incluye a mí, y a todos...a las proporciones de nuestro cuerpo, nuestras distancias...corresponde a las espirales dibujadas en las caracolas...pero (¿me permitís enredarme un poco?) ¿está ese orden también reflejados en las espirales personales, individuales e intransferibles que todos tenemos? Quiero decir, si la naturaleza material no permite casualidades, ¿por qué hemos de pensar que lo incorpóreo si que se rige por ello? Supongo que nunca nos enteraremos de porqué te cruzas con esa persona y no con la otra, porque como sabemos, el momento es único, e irrepetible.
Lo que para mí hace esto divino, es la posibilidad de borrar el azar del camino, la duda inmensa. No me interesa el hecho de llegar algún día a la ecuación que defina lo que no es físicamente tangible (no quiero entrar en el tarot), si no la esperanza de llegar a tener la certeza de que las acciones futuras son controladas muy probablemente por lo que hacemos en ese momento, y por lo tanto nos hace responsables, y lo más importante: dueños de nuestras vidas.
Este número hallado mediante la ciencia y tantas veces usado en el arte, une la historia de la humanidad, marca la belleza perfecta de la naturaleza y la belleza creada por el hombre, une dos campos de conocimiento definidos pero compenetrados.
Hoy me enteré de que en algunos países, el ministerio que lleva ciencia y arte es el mismo, pues como digo, ambos se consideran formas de saber. Quizás es eso lo propio (no sé si funcional), quizás va contra natura separarlos y hay que volverse un poco leonardinos y tender al humanismo.
Si la vida es pura ciencia, y el vivir como decía Alejandro Magno, un arte, entonces el puente que traza este bello número es quizás más perfecto de lo que yo pensaba al comenzar a escribir esto.

La foto es de un diseño de Roca que se titula waterdrop, y que me ha encantado

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